Había una vez una mujer que había oído hablar de
"¿Cómo puedo encontrar esta fruta, para conseguir el conocimiento de forma inmediata?"
"Harías mejor en estudiar conmigo", dijo el monje. "Si no lo haces, tendrás que viajar con determinación y sin descanso por todo el mundo."
La mujer lo abandonó y buscó a otro monje, Arif el Sabio; y después encontró a Hakim, el Docto; luego a Majzub, el Loco; más tarde, a Alim, el Científico, y muchos más...
Pasó treinta años buscando, al cabo de los cuales llegó a un jardín. Allí se encontraba el Árbol del Cielo, de cuyas ramas pendía la resplandeciente Fruta del Cielo.
De pie junto al Árbol estaba Sabar, el primer monje.
"¿Por qué cuando nos encontramos por primera vez no me dijiste que tú eras el Guardián de
"Porque en aquel momento no me habrías creído. Además, el Árbol sólo produce fruta una vez cada treinta años y treinta días."
Recuerda: Nada se produce mágicamente. Siempre busca dentro de tí. Allí están todas las respuestas y te llegaran en el momento en que estés listo para entenderlas...
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